La instalación de puertos marítimos comerciales en diversas ubicaciones alrededor del mundo, especialmente al inicio del proceso que hoy llamamos globalización, fue un factor preponderante y estructurador para la fundación de numerosas ciudades. Así, abordar la relación entre ciertas ciudades y sus puertos es también discutir sobre su propia historia, conformación y desarrollo a lo largo del tiempo, ya que estas áreas desempeñaron un papel fundamental para el crecimiento del comercio, de la economía y, inevitablemente, de la propia vida urbana, convirtiendo a estas ciudades en centros vitales y estratégicos de intercambio cultural, comercial y social.
El período que se conoció como la era de los Grandes Descubrimientos, entre los siglos XV y XVI, fue un momento de intensa exploración marítima que transformó fundamentalmente el curso de la humanidad. A medida que las potencias europeas exploraban los océanos, invadían tierras y establecían colonias, hubo la necesidad de instalar nuevos puertos en lugares estratégicos, que tuvieran una ubicación geográfica adecuada, preferiblemente cerca de rutas comerciales importantes, y condiciones naturales favorables, como una profundidad mínimamente adecuada para el anclaje de barcos. Estos puertos servían como puntos de partida y llegada para los barcos que transportaban mercancías como especias, productos agrícolas y manufacturados, metales preciosos e incluso seres humanos, que fueron transportados cruel e intensamente por los mares en condiciones inhumanas.
A lo largo del tiempo, muchas de estas regiones portuarias terminaron originando numerosas ciudades en todo el mundo, fuertemente vinculadas a las actividades marítimas que formaban parte de su vida diaria y de muchas de sus dinámicas urbanas. Estas ciudades costeras actuaban como importantes y estratégicos centros de logística comercial de la época, no solo limitándose al comercio marítimo en sí, sino también funcionando como importantes conectores y puntos de abastecimiento para las regiones interiores continentales.
Y más allá de los elementos aislados, los puertos solían estar vinculados a otra serie de actividades urbanas, sobre todo en sus alrededores, que a menudo daban lugar a la formación de activos y concurridos distritos comerciales en sus proximidades. En estas regiones se desarrollaban mercados, almacenes e industrias relacionadas con el comercio marítimo, así como servicios como bancos, hoteles, restaurantes y otros establecimientos que se instalaban en sus inmediaciones. Además, la propia instalación y desarrollo de los puertos supuso también la construcción de infraestructuras específicas como muelles, embarcaderos, ascensores y sistemas de transporte interno que, además de cumplir sus funciones portuarias, marcaron también la fisonomía de estos paisajes urbanos.
En una perspectiva más amplia, al proporcionar conexiones entre las ciudades y otras regiones del mundo, además de bienes y mercancías, los puertos también acabaron estimulando otros muchos intercambios y trueques, de ideas, costumbres y conocimientos. Así, las ciudades portuarias se convirtieron en puntos de encuentro de personas de orígenes, culturas y tradiciones diferentes, fomentando la diversidad y la interacción entre ellas. Estos intercambios contribuyeron a menudo al crecimiento intelectual, artístico y científico de las distintas ciudades, enriqueciendo sus culturas urbanas.
En diferentes épocas, es posible destacar una serie de importantes ciudades portuarias, que vivieron sus momentos de apogeo y decadencia, desempeñando un papel fundamental en el desarrollo económico, cultural y político mundial. Ciudades como Alejandría, en el actual Egipto, Cartago, en el actual Túnez, y Estambul, en la actual Turquía, a orillas del mar Mediterráneo, fueron fundamentales para el comercio en el mundo antiguo. Venecia y Génova, en la actual Italia, fueron importantes centros comerciales, culturales y marítimos durante la Edad Media y el Renacimiento. Lisboa, en Portugal, a orillas del océano Atlántico, desempeñó un papel crucial en el contexto de las Grandes Navegaciones y la expansión marítima europea. El dinámico puerto de Nueva York, en Estados Unidos, fue uno de los responsables de que la ciudad se convirtiera en una gran potencia mundial, dada su importancia, desde la época de la colonización europea, para el comercio en Norteamérica.
En Brasil, país de dimensiones continentales, la historia de las ciudades estuvo profundamente influenciada por sus zonas portuarias — basta ver que gran parte de las capitales de los estados brasileños están situadas en su litoral-. Durante la época de la colonización, el país fue colonia de exploración de Portugal y sus puertos fueron las principales vías de entrada y salida de mercancías, conectándolo con la metrópoli portuguesa y sus otras colonias por el mundo, constituyendo elementos clave en su formación. Su primera capital, Salvador de Bahía, tuvo en el puerto uno de sus principales ejes estructurales, en torno al cual se desarrollaron muchas otras dinámicas urbanas. Otras ciudades como Río de Janeiro, la segunda capital del país, y Santos, que hoy cuenta con el mayor complejo portuario de América Latina, también merecen ser destacadas por el desarrollo vinculado a sus zonas portuarias.
A lo largo del siglo XX, con el auge del transporte por carretera, muchos puertos vieron disminuir su importancia económica y logística. El amplio desarrollo de las redes de carreteras permitió un mayor acceso terrestre a los mercados y centros de producción, reduciendo la dependencia comercial del transporte marítimo. En las últimas décadas, sobre todo ante el estado de desuso o incluso degradación de muchas de estas zonas, algunas de ellas han experimentado importantes procesos de rehabilitación y transformación que les han dado un nuevo uso y finalidad. Puerto Madero en Buenos Aires, Argentina, la Villa Olímpica de Barcelona, España, o el barrio de The Rocks en Sidney, Australia, son ejemplos de proyectos de reurbanización de antiguas zonas portuarias que se han convertido en espacios públicos activos, disfrutados por la población (o parte de ella), demostrando que estas áreas, incluso ante un nuevo uso, han mantenido su importancia y siguen siendo parte fundamental de la dinámica urbana de sus ciudades.
Este artículo es parte de los temas de ArchDaily: Agua y Arquitectura. Cada mes exploramos un tema en profundidad a través de artículos, entrevistas, noticias y obras de arquitectura. Te invitamos a conocer más sobre nuestros temas. Y como siempre, en ArchDaily valoramos las contribuciones de nuestras lectoras y lectores: si quieres postular un artículo o una obra, contáctanos.
